sábado, 31 de enero de 2009

La ciudad perdida y el valle de los pixeles creadores del espacio exterior y tus pasos.

Repaso tu rostro muchas veces, intentando indagar: ¿será real?, indudablemente esa imagen está ahí, materializada de algún modo, hecha de unos y ceros, pixeles en tricromía y energía eléctrica, siendo así que la física me da a entender que existe, y, sin embargo, la irrealidad sucede cuando me persigue a todos lados. Por ejemplo, en las noches, cuando te sientas en mi cama para charlar un rato, y te gusta contarme historias imposibles en las que, de algún modo, me explicas que a ambos nos toca el papel protagónico, me gusta mucho escucharte, porque siempre tienes una historia diferente cada noche, lejana a lo que había planteado que sería lo que será de mi……………………………………… y sabes? Me gustan tus historias, y tus pixeles, eso es lo que pienso cuando te escucho, y luego sin darme cuenta, estoy durmiendo.


En los días, pasa igual, también me sigues, luego pasa que te he visto abordar el autobús de repente, y te sientas conmigo para enseñarme uno de tus nuevos dibujos, mismos, que según argumentas, tienes tiempo de hacerlos cuando me escondo en la inconsciencia de mis sueños. Y todo esto es curioso fíjate, porque luego me cuentas que dentro de mis sueños sonámbuleo y me fugo a una ciudad rodeada de murallas, ciudad que me cuentas es tuya y que la construiste con tinta, mucha tinta e igual papel, la cosa es que yo no recuerdo la ciudad, ni la carrosa, ni los elefantes. E igual pienso, me gustan tus dibujos, tus carrosas, tu ciudad y tus sueños.


Pero ya hablando en términos más graves, dentro de estos trances extraños que ocasiona el haberte conocido, me da la sensación de que en realidad te he visto en 4, 12, 24, y 326 colores, son lapsus de nitidez y nervios, muchas risas, caminar tras tus pasos, mirar las mismas cosas, comer helados gigantes, molestarte quizá un rato y ver que nunca te enojas, lo cuál es bueno, porque entonces sabes que juego todo el tiempo, y juego a que me conoces tu también y a que la ciudad esta entre nosotros mismos, entre átomos, pixeles, clorofila, adn, corazón, ropa, azúcar, notas , café, voces y, sobre todo, en los pasos que vamos dando……….y sabes? Me gusto tomar tu mano.

1 comentario:

  1. Y ahi estaba ella sobre la carroza
    al vaiven del par de elefantes que la movian
    levantaba una blanca mano saludando
    y esta las sombras descomponia

    Todo fue rapido,
    con prisas,
    como el tiempo,
    saludando rapido tambien
    el que estaba en el rojo banco
    quedo mirando
    al sur
    y solo al sur.

    -Garlando Valort, Bardo de las 500 tierras y 500 años

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